Los restos de un cohete ruso Soyuz atravesaron el cielo gallego a finales del pasado mes de abril y se desintegraron a 50 kilómetros de la costa de A Coruña. Una de las personas que pudo observarlo, Israel, supo casi al instante que no podía tratarse de una estrella fugaz. Demasiado grande. Apasionado de la astronomía, grabó el instante.
He escogido esta noticia, publicada en La Voz de Galicia, porque recoge varios aspectos que me parecen interesantes. Uno, el de la observación del cielo y la curiosidad humana. Y el segundo, el de la exploración espacial y la dificultad que entraña. Las explicaciones de Xavier Fonseca dejan muy claro que se trata de restos de un cohete que llevaba suministros a la Estación Espacial Internacional especialmente diseñados para desintegrarse durante la reentrada en la atmósfera.
El periodista nos explica de una forma muy didáctica, gracias a las declaraciones de los responsables del Observatorio Ramón María Aller de la Universidade de Santiago de Compostela y al astrónomo Borja Tosar, del Planetario de A Coruña, qué es lo que se pudo ver ese día sobrevolando los cielos del Norte. Nos traslada que la Soyuz es sólo un lanzador, y que la carga que llega a la Estación Espacial Internacional representa una mínima parte de lo que se lanza.
Muy revelador es este párrafo para explicarnos la complejidad que entraña la exploración espacial. “Todo en el Universo está en constante movimiento y caída libre, desde las estrellas y los planetas hasta la ISS. Si los astronautas flotan no es por la ausencia de gravedad, como suele decirse, sino porque caen a la misma velocidad que la estación. «Muy de vez en cuando hay que darle un empujón hacia arriba para mantenerla en órbita y por ello cada poco tiempo se debe enviar un lanzador, además de subir astronautas, comida e instrumentos científicos. Hasta que se incorporen nuevas compañías como la estadounidense Space X, los únicos países ahora mismo con capacidad para enviar material a la Estación Espacial Internacional son los rusos y los chinos. La NASA sigue dependiendo de Roscosmos para hacer ciencia en el espacio. Pero claro, esto genera un trasiego de vehículos entre la superficie y el espacio. Por tanto, que caigan objetos, en realidad, es muy habitual», reconoce Tosar”.
La noticia es muy completa y se acompaña además con un video divulgativo en el que se explica por qué flotan los astronautas. En resumen, un magnífico trabajo. Un oasis en un periódico plagado de propaganda.
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